Barajar y Dar de Nuevo: Un Juego Diverso

Por Emy Infante

Tenía el mazo en la mano una vez más, me tocaba barajar y dar. Se veía que eran cartas parecidas a la partida anterior, cuando nació el hermano mayor. Ahora que jugaba esta segunda vez, la similitud era evidente; según yo, era un varón lo que estaba a punto de parir.

Pero no sabía que un día, a los 3 años, mi hijx iba a venir despacio, con toda la amorocidad y seguridad que la caracteriza, a sacarme las cartas de la mano, tirármelas a la mierda, a mezclar distinto, mostrándome otro modo de ver el juego.

Yo me quedé sorprendida, aturdida y asustada. Y ella solo las puso en la mesa y me dijo: “Mira, ma, así me siento yo, ¡así vamos a jugar ahora!”. Todavía trato de entender, en esta partida, cómo mirar el juego, ella me guía y me va enseñando por dónde es, cómo recrearnos ante esta sociedad binaria y juzgona que tenemos.

Me tocó aprender a barajar y dar de nuevo, distinto, otros caminos que yo no conocía. Y parece que la clave no es ni inteligencia ni conocimiento previo, a disposición de la dinámica que propone el juego.

Sí, parece que tiene mucho que ver con ablandar la mano al barajar, con extender el brazo y repartir, sin pensar en comodines ni cartas favoritas. Sin que en la cabeza esté el «ojala nazca una nena o nene esta vez». Dejar que el azar hable algún lenguaje de posibilidades, sin intención alguna, sin destino aparente. Que se habiliten otros modos de entender lo lúdico de la vida.

Esto yo no lo sabía, lo fui aprendiendo con ella al lado. Las niñeces saben de estos juegos, saben quiénes son. A nosotrxs nos toca entender de flexibilidad a la hora de disponer el nacimiento, sin imaginarios, sin expectativas.

De barajar y dar de nuevo las veces que sea necesario y permitirnos mirar las cartas distinto, para hacerle frente a las violencia, a la discriminación y a las trampas de la idealización.

Leer lo que se pone en disputa mientras se recrea otro modo de estar en el mundo, es fundamental. La escucha, la observación, el reconocer las reglas en cada tirada y, lo más importante, dejar que las niñeces como sujetxs de derecho nos desarmen las estructuras. Eso entendí, es no hacer trampa y jugar limpio.