El Tribunal Supremo del Reino Unido emitió una sentencia que redefinió legalmente el término «mujer», limitándolo exclusivamente al sexo biológico asignado al nacer; decisión que excluye explícitamente a las mujeres trans de la protección legal como mujeres, incluso a aquellas que cuentan con un Certificado de Reconocimiento de Género.
Esta resolución representa un retroceso significativo en los derechos de las personas trans en el Reino Unido. Al priorizar una definición biológica y excluyente de «mujer», se ignora la complejidad de la identidad de género y se perpetúa la discriminación institucionalizada en contra de las mujeres trans.
La sentencia también contradice precedentes establecidos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como el caso de Christine Goodwin en contra del Reino Unido, que reconoció el derecho de las personas trans a ser legalmente reconocidas por su género adquirido.
Además, esta decisión tiene implicaciones prácticas preocupantes. Al excluir a las mujeres trans de la definición legal de «mujer», se les podría negar el acceso a espacios y servicios destinados a mujeres, como refugios, baños y vestuarios, lo que aumenta su vulnerabilidad y marginalización.
Es fundamental reconocer que la identidad de género es una experiencia profundamente personal y que las mujeres trans enfrentan desafíos significativos en su lucha por la igualdad y el reconocimiento. Las leyes deben proteger a todas las personas, independientemente de su identidad de género, y promover una sociedad inclusiva y respetuosa.
La decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido es un recordatorio de que los derechos conquistados pueden ser revertidos. Es responsabilidad de la sociedad civil, las organizaciones de derechos humanos y los legisladores trabajar juntos para garantizar que todas las personas, incluidas las mujeres trans, sean reconocidas y protegidas por la ley.
