Desigualdades Impiden Acabar con el Sida: ONUSIDA

La discriminación, la estigmatización y la criminalización de los grupos de población clave, así como las desigualdades de género, las económicas y las persistentes entre niños y adultos impiden que el mundo alcance los objetivos acordados para poner fin a la epidemia del sida, advirtió el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA).

Al informar que en el último año se registraron 1.5 millones de nuevas infecciones de VIH y 650 mil personas murieron por esta causa, ONUSIDA urgió a atender la violencia de género, fomentar las masculinidades saludables, apoyar a las organizaciones de mujeres, fortalecer la atención de menores y despenalizar las relaciones homosexuales, el trabajo sexual y el consumo de drogas.

“Es evidente lo que deben hacer los líderes mundiales: Igualar el acceso a los derechos, a los servicios, a una mejor ciencia y a una mejor medicina. Al igualar, no sólo ayudaremos a los marginados; estaremos ayudando a todos”, afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Sida.

De acuerdo con el informe “Desigualdades peligrosas”, elaborado por Naciones Unidas en el marco del Día Mundial del Sida 2022, no se ve una disminución significativa de las nuevas infecciones en las poblaciones de hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres (HSH); al tiempo que 68 países todavía criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.

De hecho, en los países con leyes más represivas existen tres veces menos probabilidades que las personas conozcan su estado serológico; en tanto que los trabajadores sexuales que viven en naciones donde se criminaliza el trabajo sexual tienen siete veces más posibilidades de vivir con VIH.

Es fundamental la igualdad de género para detener el avance de la pandemia, ya que según ONUSIDA las mujeres sometidas a violencia dentro de la pareja enfrentan un 50% más de posibilidades de contraer VIH. Sólo 41% de las mujeres casadas de 15 a 24 años pueden tomar sus propias decisiones sobre salud sexual.

Además, las y los niños representan el 4% de todas las personas que viven con VIH al tiempo que concentran el 15% del total de muertes relacionadas con el sida. Es evidente que cerrar la brecha en el tratamiento de las infancias salvará vidas.