La activista transgénero oaxaqueña Guadalupe Xiu murió el pasado domingo 10 de septiembre y sus restos fueron llevados como protesta frente a la Secretaría de Gobernación el 13 de septiembre, donde también le ofrecieron una misa para pedir su eterno descanso, tras años de discriminación, exclusión y violencia en su contra.
Organizaciones LGBTIQ+ y activistas de todo el país lamentaron su fallecimiento y reconocieron su lucha para exigir justicia, en un contexto en el que las mujeres trans son el grupo de la población más discriminado y México es el segundo país con mayor índice de transfemicidios en América Latina.
Durante tres años, Lupita Xiu se había manifestado frente a la Secretaría de Gobernación para exigir justicia y seguridad, ya que había sido víctima de tortura y desaparición forzada por parte del gobierno oaxaqueño, tras permanecer 6 años en prisión.
En enero de 2020, la activista trans intentó colgarse de un árbol en su desesperación por no ser atendida en la Secretaría de Gobernación, donde intentaba denunciar que en el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) habían perdido el expediente de su queja por haber sido encarcelada por un delito que no cometió.
En todo ese tiempo estuvo solicitando ayuda para obtener el reconocimiento legal de su identidad de género, pero nunca le hicieron caso, hasta que murió.
En la protesta de cuerpo presente frente a la Secretaría de Gobernación, el féretro de Lupita Xiu fue puesto sobre la calle Abraham González en la colonia Juárez de la CDMX, donde también se realizó una misa junto con sus seres queridos. El sepelio se realizó en el Panteón Civil San Lorenzo Tezonco, ubicado en la alcaldía Iztapalapa.
Guadalupe Xiu, mejor conocida como»Lupilla» fue una mujer indígena, originaria del estado de Oaxaca. El 30 de abril de 2019 llegó a la Ciudad de México luego de haber sido encarcelada durante 5 años en una prisión oaxaqueña, debido a temas políticos, donde estuvo incomunicada por seis meses.
Al salir de la cárcel, Guadalupe sufrió una agresión que la orilló a venirse a laCDMXen busca de protección y refugio; pero solo fue enviada a un albergue y luego encarcelada de nueva cuenta por un delito que no cometió.
Resulta que ella iba caminando hacia el lugar en el que vivía cuando se detuvo a descansar afuera de una casa que tenía la puerta abierta. Alguien se robó una bicicleta y la responsabilizaron a ella.
Además de encarcelarla por un acto que no cometió, Lupita fue recluida en una centro varonil, donde denunció haber sido víctima de abuso sexual. A pesar de que informó que ella se identificaba como mujer, las autoridades le violentaron su derecho a la identidad y aunque lo denunció en varias ocasiones, únicamente recibió omisión por parte de las autoridades.